martes, 20 de noviembre de 2007

¿Hacia dónde va la democracia virtual?


Por Mariana Rivera
mariana.r2@gmail.com

A pocos días de iniciar un nuevo año, el 2008, Internet es concebido como el invento más maravilloso y revolucionario de la era tecnológica. Resultado de esa percepción, es inevitable vislumbrar los escenarios futuros dentro de un marco virtual, multimediatico e ilimitado.

Predicciones van y vienen, y con ello también, las valoraciones y replantiamientos de las formas actuales de transmitir conocimiento, de aprender, de informar y de producir información.

¿Hacia donde va el periodismo digital? Es la interrogante más popular en nuestro gremio. Y en un escenario más general: ¿Hacia dónde va el futuro de Internet?, incógnita que nos conduce a otro planteamiento: ¿Hacía dónde va la democracia virtual?

Si nos remontamos a los inicios de internet, recordaremos que este es concebido como un sistema descentralizado. Su naturaleza de interconexión, por medio hipervínculos y el hipertexto, y su “libre acceso” lo hace un recurso sin fronteras, muchos dirían, incontrolable, otros no estamos tan seguros de eso.

Como bien sabemos, la nueva propuesta de presentar la información, ha revolucionado no solo la consulta, sino la publicación. Internet permite la interacción de sus usuarios en la publicación de contenidos. Esta característica inicial de Internet, se ha atribuido en los últimos tiempos a la denominada “Web 2.0” y a esto se le han ido sumando las diversas aplicaciones de multimedia.

El siguiente video muestra los usos y alcances de la Web 2.0 en el marco de la revolución social de Internet

La Web ha fomentado el surgimiento de diversas alternativas de comunicación: comunidades virtuales orientadas al intercambio de información, sitios web cuyo contenido fundamental es aportado por los usuarios, foros de discusión cuya única razón de existencia es permitir a los ciudadanos expresarse, y los tan hoy usados blogs que promueven la participación ciudadana.

Pero, todas esas maravillas del “universo digital”, están contrapuestas con una realidad que nos reduce ese escenario (que en un principio parece infinito) a un mundo. Y al examinar con atención a ese mundo, nos damos que es sólo una “aldea”.

La aldea digital permite a todos sus habitantes, como si se tratara de una comunidad selecta y elitista, no a “cualquier ciudadano de a pie” (contrario a lo que se afirma en el video anterior), estar en constante interacción, y gozar, en diferentes niveles claro está, de las bondades que ofrece el paraíso cibernético.

La brecha digital ha sido la piedra en el zapato de los que proclaman la democratización de la información. Mucha de la discusión con respecto a esta, se ha limitado a una preocupación sobre el acceso, en encontrar soluciones para extender los alcances de internet a términos universales.

Pero a pesar de todo siempre existen visiones optimistas que conciben a Internet como la solución venidera en términos democracia e información.

Otros que van más allá, sitúan sus predicciones en medio de una delgada línea entre la ficción y los verdaderos alcances de la era digital: se visualiza, en un periodo no muy lejano, un mundo gobernado por ordenadores, androides y post humanos, por una integración del hombre- máquina.

El siguiente video, por ejemplo, muestra el escenario mundial planteado a partir de la revolución que crea Internet en los medios de comunicación.

Ahora aterrizamos en otro inconveniente que muchos han minimizado, apoyados en la concepción de "descentralizacion del sistema": el control de la gran red de Internet

Si la pluralidad de opciones que actualmente se encuentra en internet, es absorbida por grandes compañías como Google, Amazon y las cadenas de noticias BBC, CNN y CCTV (tomando el ejemplo del video anterior) estaríamos hablando de nuevos monopolios comunicativos. Y es que, no estamos muy lejos de esa realidad. En la actualidad Google es el buscador más utilizado de la red.


El control del mayor medio de comunicación es más que tentador. Los intereses de dominio, están presentes desde el surgimiento del World Wide Web (WWW) ligado a propósitos específicos de Estados Unidos, que desde sus inicios domina la red.

Si bien es cierto, que hoy en día Internet brinda espacios alternativos para informarse, formar opinión, también es cierto que existen filtros poderosos; tal es el caso de China, donde se censuran los contenidos “on line”. Lo peor es que esta acción es apoya las grandes corporaciones que manejan el mercado de Internet.

La soberbia por controlar los medios de comunicación con el fin de fabricar consenso (como diría Noam Chomsky) y así tener más poder de manipulación, crea un panorama turbio con respecto a democracia que promueve Internet.

¿Seguirá Internet promoviendo la participación ciudadana? A caso esta práctica no se ve como una amenaza en la creación de atontamiento colectivo que busca ese consenso.

Haciendo este tipo de interrogantes, se cae en otra paradoja con respecto a la democracia virtual: ¿Más Libertad y más control?

Ante esto, me es imposible preguntarse: ¿Qué pasará con la imagen de alternativa de comunicación que plantea hoy internet? ¿Se seguirán brindando espacios para la crítica libre y creativa? ¿En que parará la democracia de las redes sociales que se crean a través de la Web?

La democracia virtual no sólo posee obstaculos en términos de desigualdad de acceso, sino que sale a flote el veredero embrollo del asunto: la brecha desde todos sus ámbitos. Sobre todo, la brecha de conocimiento, esa que limita las capacidades de uso adecuado e inteligente del medio digital.

Situandonos en ese contexto, todo parece indicar que el futuro cercano de Internet parece estar concentrando en el poder de unas pocas manos, poder de unas pocas empresas que arrasan con la industria.

En concreto: los pasos de la industria de Internet serán marcados al antojo de las compañías y gobiernos que dominan el mercado digital. Las influencias, la concentración y dominio de la información marcan el camino hacía dónde va la democracia virtual. A esto sólo se le puede hacer frente con una mente crítica y abierta a cuestionarse las bondades y posibilidades que nos ofrece este medio.

Sin embargo, espero que todas esas nubes negras que oscurecen el panorama estén sobreestimando mi perspectiva negativa. Esto, por el bien de la democracia: de una comunicación más pluralista, participativa y accesible.

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